Poemas imaginarios
i² = -1
Poemas imaginarios
(i² = -1)
Leopoldo
Minaya
Poemas imaginarios, 2007
Príncipe Editorial
Portada: Las tres gracias,
Rafael Sanzio, circa 1504, detalle.
© Leopoldo Minaya y sucesores.
Aviso : La presente edición ha sido revisada personalmente por el
autor,
que la establece como versión original, legítima, auténtica y definitiva,
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Para
Ima
EL HAZ
LOS AMANTES
¿Quién
desafía al guerrero invencible
colocado
a la puerta de una muerte segura?
Los
amantes.
Ellos
paralizan estancias.
Bajo
penumbra se eternizan secretos.
Abren
el anochecer
y sus portales,
celebrando
la fiesta del tacto en carne viva;
ellos
ven sin hablar el levante de un astro
e
invocan con afán la estación de las lluvias.
Como
amantes,
como Dresde,
giramos
destruidos,
destruidamente
edificados,
vigorosamente
consumidos,
enamoradamente
enamorados...
IMAGINARIO
—Mírame,
desnuda,
temblando
bajo el frío.
—Óyeme,
desnuda,
comiéndome
los párpados.
—Como
al infinito, como al vasto azul,
tócame,
tendida, desnuda, así temblando.
—Mírame:
parpadeo
en
la propia luz que dices.
—Mírame:
desespero
por
recrear lo alcanzado.
—¿Quién
eres tú, sonriente y decidida?
Dime
quién eres tú, Altísima y Alcázar.
¿Quién
te ha creado a ti, Perfecta y Esculpida?
¿Quién
te ha entregado a ti
la
fuerza de los lazos?
El
sello
era
inminente.
Y susurró: —Seamos;
te
mostraré al pasar mis areolas...
¡Se
secarán las aguas!
La
suerte me llamaba
con
sus dos campanillas…
No
supe.
El atavismo
anclaba
mis tobillos…
IMA, HOY...
Lanza
tus rayos, clava tu tridente de arena,
arda
todo tu fuego, tus teas encendidas
agiganten
su lumbre....
¿Cuál tu alta pasión?
Sé
sed, sé remolino,
sé
tromba acrecentada,
sé
vorágine, incendio, calor, sé piedra viva;
¡muéstrame
la medida del placer que no acaba!
INFLUJOS
Húmeda
mañana. Juntos,
a
veces triscando como cabritos,
dirigiéronse
al pozo común de los deseos.
En
su mano cada quien apretaba una angostura
(no
obstante, era doble y redonda;
espectro
de las adversidades).
Con
el sol a la cintura
midieron
largas cuadras.
Una
gota de lluvia, aún sin anular,
los
hizo hablar.
Entre
briznas
y
sol radiante
-como
toda la complejidad del día,
como
toda la contradicción del tiempo-,
se
dirigieron a cortos pasos largos
hacia
el mismo distinto paraíso.
—Querría
ver al dios - ha dicho Ima,
sacudiendo
gotas de lluvia de sus brazos.
—Id
entonces al círculo sin bordes-
se
le dijo.
Después
de estas palabras cayeron al silencio.
Bajados
de la cruz, sostenían
el
aliento de las hojas, el toque del ajenjo,
la
sublimación de las acacias.
Suspiraron.
Y
ya, dentro del círculo, cuestionan.
Responden
pináculos y rayos.
Cada
rayo luminoso forma un lustro,
un
lustro primerísimo y eterno....
YO FUNDARÉ
Yo
fundaré una ciudad para tus ojos,
porque
la veas en su raudo movimiento;
una
ciudad no de un siglo, sino
solar,
eterna
como
la duración de los abrazos...
Génesis,
altura
de la noche,
abismos
suspendidos,
verdores
despavoridos,
redobles
entre marismas,
bosques
entretejidos,
encarnación
rediviva:
tus ojos dilatados.
Yo
fundaré una ciudad para tus ojos, faro.
Así
me alumbrarás bajo la noche sola;
entre
la noche, a solas, y ciego
y
deslumbrado.
VERTICAL EMBRIAGUEZ
Por
el ladrillo
por
el tiempo
por
tu rostro
por
la arena
por
tu visión de cinta
por
el rojo movimiento
por
las ocultas formas
buscar,
Ima,
el
vaivén, de líneas
forcejeo.
Hallar:
la
cicatriz
el
aliento
el
deseo
el
ángulo querido
el
Sí
y el No
de
las constelaciones
en
el zapato sonámbulo
pisando
el volumen del jadeo.
LECTURA DEL ESPACIO
Como
si imaginamos
que
una punta
y
otra punta
en
sus centros
se
clavaran
en
medio
del
espacio
-como
espacios
que
se empotran-
se
tocan
las
miradas...
Connivencias
del
voy
y
del espero
anhelantes
de roce
a
flor de ver
lo
que entre
circunferencia
y
diámetro
de
círculo
da
3.1416
(la
lealtad
del
mar
por
la marea
la
profética lumbre
del
desliz:
los
enigmas
que
inician
en
tu π,
Ehrna,
los
descifro:
levantan
un
jardín).
Deslumbrante
cabellera,
bellos
ojos
reinventan
el
mundo...
y
a una voz
«Hágase
la luz»
has
dicho,
Padre,
y
«hágase la luz»
repito
yo
como
un rezo, oración
o
súplica
que
girara
en
torno
de
la luz
increada...
y
de hinojos, contrapuesta
-otredad
y lux mundi-,
siempre
tú.
SORTIJAS...
La
imagen ecuestre
se
transforma.
Cantas,
sirena azul.
Esa
sirena azul, un rancho, un huerto:
avidez
auscultando lo laxo de las pomas.
…Haya
más:
letras
(runas) se enlazan con su par:
r
con r,
t con t
luz-contraluz,
flama-contraflama...
Titilar
de la estrella:
respondemos los dos,
juntos
escogiendo los divinos gerundios:
alcanzado
lugar
entre senos y flores.
Cabalgamos
la estrella, remontamos
su
ardiente despuntar:
oh, mano que gestual
apremia
el abanico...
¡Redondos
mundos,
suban
a
coronarme en el lecho
mientras
me balancee en
la
cuerda suspendida!
¡Tomar
lápiz y papel
y
verme
en
el trueno,
y sentirme
consubstancial
al trueno!
El
poeta es carne del ensueño...
en
tanto pueda rodar entre tus dedos
donde
(una vez labrados) colocas
los
anillos
que
lucirás y serán
tus
más preciosas gemas...
LA SAL Y LA ALEGRÍA
Para
nosotros la sal y la alegría,
la
sonrisa entre los pómulos ciegos;
para
nosotros la risa y el ahora
y
el sentirnos los dueños...
del
concierto
de
voluntades,
de
arenas
y
de sueños.
...Y
ya aprendía, por cierto, a tararear tu música
(prefiero
al ojo abierto el párpado cerrado;
adentro,
auscultando la altura de las cosas...)
A
cambio de un corazón
doy
las mañanas,
al
ritmo del corazón anda mi pie.
Por
la sal,
la alegría
y
el hidromiel me entrego,
pervivo....
pervivimos por siempre
en
el amor.
IDILIO ELEMENTAL
Yo
quisiera
que
una vez
hablaras,
Agua.
¡Rija
el mundo
tu
entera
desnudez!
Di:
—Yo,
Agua,
seňora
de la mar,
no
me prosterno...
Mi
carne
transparente
también
despierta
a veces
sintiendo
los latidos
y
el aire
del
amor,
y
en mí
-yo,
que he saciado
la
sed
de
los amantes-,
en
mí caerá su fuego
para
avivarlo Yo.
...E
insípida y frugal,
invítame
una noche
a
tus encajes
y
déjame dormir
sobre
ese cuerpo,
déjame
sonreír
sobre
ese espejo,
déjame
doblegar
mi
sed de nuevo
sobre
esa idealidad,
¡oh,
madre Agua!
AXIOMAS
No
por azar
nos
revelamos
el
tercer planeta.
(Valga
la
brevedad
de
lo tratado.)
No
por azar
se
anudan
tiempo
y cosmos.
(Valga
la
brevedad
de
lo tratado.)
No
por azar
sorbemos
de
las fuentes...
(Valga
la
brevedad
de
lo tratado.)
No
por azar
tus
manos y las mías,
no
por azar sedientas
y
escondidas,
no
por azar furtivas
y
anodinas,
se
rozan desveladas,
breves,
locas...
CUADRADO
AZUL
De
ese cuadrado azul cuelga una rosa.
Y
una curva, y un arco, un infinito...
(el
ojo de los cíclopes
los
sostiene con vuelo suspendido).
La
rueda de los sueños gira, gira;
yo
me acuesto de cara a lo descrito.
De
ese cuadrado azul cuelga mi otra…
realidad,
insisto.
¿Quién
responde?
La
llama del costado.
¿Quién
me llama?
El
tiempo sometido.
Tiendo
puentes, los puentes de mis dedos.
Cierro
el arco, los arcos, los anillos.
De
ese cuadrado azul cuelga la rosa...
Otra
curva, otro arco, otro infinito.
¡En
doble irrealidad!
Y miro, y las sorprendo,
sonrientes
riberas del delirio;
y
juntas erigieron catedrales;
reflejadas,
hollaron los designios.
De
ese cuadrado azul cae la rosa.
¡Giro!
REVERBERACIONES
I
Me
salvé por tus pechos del destierro
y
para la multitud fui recobrado.
¿Quién
me arrojaba témpanos de hielo?
Si
algo queda, queda
lo
ignorado.
II
¡Vuela,
vuela! Te eleva el torbellino.
¡Siente,
siente! Te empujan al tormento.
Sube
un blanco jaguar cabal gestado.
Pasas
tú, paso yo
y
pasa el viento.
III
Mudez
del infinito.
Noches
inmisericordes de “moon and paradise”.
Ángeles
tiernos de rodillas cimbreantes.
Flor
de mayo:
lis.
Candelabro. Danza.
IV
El
índice se hunde en la boca del decoro.
Se
abren puertos. Entras, sorprendida.
Algas
marinas caen, caracolas
se
apresuran y «saltan» por debajo del muro.
¿Que
no llovieron estrellas en la costa?
¿Que
no se vislumbró ningún embarcadero?
V
Sé
dichosa: arrima tus altares,
empapa
de azafrán
la
turbamulta
y
desvívete y vuela, alitendida.
VI
Ya
vendrán por sus pasos
los
perdidos.
Si
eres el aserrín, yo soy la casa;
bajo
un cielo de sen, yo soy el templo:
siete
puertas abiertas de reojo,
nueve
mares salvados por un remo.
“EL DIA DEL AMOR”
(Retablo de Palmasola, 1962. Ritual erótico-mágico-religioso)
A Juan Manuel García
La
salve salta a los aires...
y
yo me anudo a tu cuerpo.
Una
loca boca sopla
las
redondeces de un cuerno.
¡Ah,
negra! Pobre y desnuda,
te
adueñas del campo abierto
(ya
la ecuación del placer
circula
por sus adentros).
Cocuyos
se encienden: ¡vivas!
¡Viva
el Santísimo eterno!
¡Viva
la madre piadosa!
¡Viva
Olivorio Mateo!*
Jadeos,
murmullos, gritos
inundan
el matadero:
los
asesinos empuñan
cuchillos
de carne y hueso.
Ruedan
monedas de sangre.
Ronca
un oscuro pandero.
Y
hay una voz que repite:
¡Viva
Olivorio Mateo!
Vuelvo
a Carrera de Yeguas,
trashuman
los cementerios:
he
visto sexos volando
muy
separados del cuerpo.
Dos
potros se yerguen rudos,
dos
potros: la sed y el sueño.
¡Cómo
me embriago mirando
un
punto azul en tu seno!
*Olivorio Mateo (también llamado
Liborio u Oliborio): fundador del «olivorismo», secta religiosa de raíces
cristianas e influencias africanas que existió a principio y mediados del siglo
XX en la isla de Santo Domingo.
EN NOMBRE DEL AMOR
(o Canción del amante eterno)
Tú
recoges las huellas de mis voces
y
las tornas canción de mediodía
con
pecado mortal, con poesía...
(y
adelantan tus sueños más veloces).
Nada
raro si truena en altavoces
la
fe que me profesas cada día;
yo
soy tu religión: la profecía
acompaña
a los ritos, y a los roces...
Oigo
una voz –¿o es luz?- que me persigue
pidiendo
que mi espíritu se obligue
en
nombre del amor, cuando te llamo...
Pero
yo, el escéptico sonriente,
no
acepto navegar por la corriente
atado
al eslabón... porque te amo.
POR LA SIERRA DE NEIBA
Un
soldado de España caminaba
por
la espesura de las tres montañas...
Se
extravió extrañamente... y del camino
le
cerraron el paso unas ciguapas.
«¿Quiénes
sois?», preguntó, pues los soldados
conjeturan,
preguntan y adelantan...
«Un
absurdo de piernas en delirio....»
respondieron,
azules, las ciguapas.*
_____________________________________________________________________
*Ciguapa. Cierto tipo de aves de rapiña, en España. La tradición
dominicana las convierte en silvestres criaturas medio divinas-medio
infernales, generalmente hermosas, con figura de mujer, y con los pies torcidos
hacia atrás.
EL ENVÉS
PENSAR DE IMA
Era,
entre la noche vistosa,
una
celebración de nuevo culto.
Entre
luces y sombras, entre el reflejo de los faros
y
la abierta
marejada
del inconsciente,
subimos
a la Altitud.
Apoyadas
las manos en el estribo, dejo pasar la luz,
la
luz primera,
la
luz del andamio de las sombras donde,
ellas
primero,
llegaron
a la altitud que digo.
El
viaje fue un trabar
de
alas dormidas.
Se
hicieron una:
atraparon
los
más hondos reflejos
hasta
hacerse una (misma) luz.
Así
comienza la historia,
así
comienza.
Radiante
oscuridad y larga espera.
Embriagado
en mi noche,
haciendo
malabar de la conversación, atentos ambos al ruido
de
los silencios nocturnos,
hablamos
de música, heno y canciones portuguesas.
Era
un anillo su voz, una invitación al desvarío.
¡Y
tan cierta! Y colgó de sí la ecuación
regia
y solemne.
¿Y
quién no escucharía si llamasen caracolas
o
llamara el estribillo de una canción antigua?
(Canción
fija, algo oxidada, dejada a la intemperie
como
botella rota.)
Llama
la voz interior y le responden.
—¡Anda!
¡Sube por la pared, sube por la pared!
Así
me dio el toisón, la efigie, cuadros,
de
inquietud, una estela
y
un barco de gemidos.
Después
fueron las tardes largas gastadas frente al mar.
Ante
la evidencia, la humedad era una causa.
Un
pronóstico.
Premonición
y abril. Los besos, como siempre,
hablaban
de humedad.
Largos
paseos, largos...
reconstruyendo
un olvido.
Ella
era una ría doble y solitaria... y yo descalzo.
Habíamos
pasado
nueve
noches en Dublín y no tuvimos tiempo
para
describir el asunto.
Las
noches de Dublín no tienen
almas
amaestradas: se van con el caer
de
una oración no escrita...
ABLUCIONES
¿Adónde
fueron, jardines, quién los apartó?, decid
Quien
los hizo caer en la impresencia de hoy día
desdibujó
las líneas
con
brutal desamor.
¡Sentirnos
otros haría esta vez tanto bien!
Otros,
los que no fuimos al roce de los juncos,
al
chapoteo del agua y la risa en aluvión.
(Si
todo fue creado por la oración divina,
si
todo es para ti, el dueño, ¡canturrea!)
...Detrás
de los alpistes, los hicacos y pomos...
las
cuerdas, las corinas... ¡escúchate entre trompos!
...Acuérdate
que el tiempo jugaba entre las hierbas
picantes
infestadas de puntos colorados...
¡Volver!
¡Quién estuviera de nuevo entre esas cosas,
entre
aquellos matices y aquellas lejanías,
quién
se desenredara y de nuevo se encontrara
dejándose
caer entre los tiempos que fueron!
ACERTIJO
Canto
de las sirenas.
Evasión y luz.
Tono
del año veinte. ¡Cabalga, abrecaminos!
Hazte
flor y cabalga
la
alusión al pecho...
¡Quita, quita!
Arco
imaginario, curva
de
realidad.
Axiomas
de
blanco betún.
Ralo
sonar del tiempo acompasado y viejo,
entre
ritos, entre razonar...
Más
allá de toda apreciación a tientas,
el
punto vuelve al punto: la canción,
porque
es....
No
hay acertijo simple: toda corona es hueca,
toda
canción un faro, toda verdad un lienzo...
¿Quién
no daría un arpón por una flor rehecha?
GIRANTE TORNO
Si
has visto a la muchacha que danza en el poema
-dígome-
debes
saber su pasión en las mañanas,
explosión
desmedida,
girante
torno digno de ubicuidad incesante.
¡Corazón
de saberse desencontrado a ciegas!
Si
al girar de la página
un
reencontrar ansías,
si
al torrente de un ósculo
una
ovación te llama,
sus
pasos marcarán las desusadas huellas,
de
plano se abrirá la construcción sellada.
Ella
baila,
envuelta
en
resonancias,
no
como un címbalo: como una
campana,
y tañe, ciega.
(Cordaje
de violines
rozándose
en la noche y en su filo.)
....Volveré
por sus valles y colinas,
volaré
por su cuello como un águila,
como
un velero encallaré en su centro....
¿Qué
más puedo decir de la muchacha?
MAYA
Mordida por el pez (salmón) de la lujuria,
deseo de volar era el deseo…
A las tres, el arnés
plantó puntal (delirio)
al desbocarse un alto caballo
(viejo sello).
¡Descifrado secreto de la hora!
¡Deseo de volar tienen las hojas
(voltearon a su pie), hojas que fueron
ideas de medallas y de símbolos
de sus cuatro colinas aferradas,
de su vagina abierta como un libro!
MÁS ALLÁ DE LAS COSAS
¿Dónde
están las espadas de aserrín
y
el amplio abrazo de la soledad?
¿Dónde
están las espadas?
Buidas en sus lechos
(el
haz con que me anulas
es
el envés con que me salvas...)
Vas,
vienes,
vaivenes
a la vez,
con
el arco y la flecha, con estocadas
de
bronce,
neta,
mágica...
Así
aprendí a entenderte más allá de las cosas...
más
allá del silencio que encarna tu heroísmo.
DORMIDA LUZ
¿Qué
estás haciendo tú
mientras
figuro estas letras
y
respiro y te pienso
y
te imagino
y
me alegras?
¿Duermes?
Tus
brazos -di tú-
¿dónde
se posan?
¿Lugar
alguno puede
merecer
tu cabeza?
¿Qué
tocarán tus manos
que,
sin embargo, me tocan?
¿qué
callarán tus labios
que,
no obstante, me hablan?
Soy
solo este chasquido
a
ras de madrugada,
soy
la inquietud despierta
bajo
la luz dormida.
Duerme,
amante mía,
descansa....
Es mi alegría
tener,
para pensarte,
toda
una noche larga...
IMPRECACIÓN DE NÁUFRAGO
—Devuélveme
su
figura
en
las tardes
de
plomo...
su
piel blanca
y
¡tan virgen!
Ademanes
de siglos,
olas
tuyas...
¿qué
enigma
se
formó
deshaciéndole?
—Hiena
de
largo vientre,
hondo
mar,
¡derrama
todas
las fieras
estultas
de
tus aguas;
suelta
todas tus aguas,
que
caben
en
mi boca!
—Leviatán,
di
tu razón de ser...
Doloridas
palabras:
un
adiós
lo
hizo viejo…
Pero
al mar
verdadero
qué
le importa
este
hombre;
indiferente
y
supremo,
qué
le importa
este
hombre,
sinrazón
que reclama
lo
indebido y…
—¡Oh,
mar,
azaroso
mar,
promiscuidad
impoluta!
POEMA Z
Si
hoy tuviera el día
alguna
espera rota
y
te adelantaras al paso de la ocasión,
como digo,
vería
así una pausa en mi soledad, no sería
el
gnomo que del viento
labrará
los zarcillos.
A
oscuras quedo siempre
ante
lo opuesto,
y el mito
del
regresar
espumas
y
dispersión se vuelve...
¡Y
siempre queda el día
sin
un girar abrupto!
¡Entero
queda el día
sin
que la espera rompa!
PASTOR
HERIDO
A ti, pastor herido, te llaman dulcemente.
Ha vuelto. No hay espera. ¡Qué difícil mirarle!
Por hallarse en ti mismo se anula el tragaluz
y rueda la campana que tañeron tus manos.
—Mas, ¿qué podía yo, soñador, sino irme?
¿Hacerme limadura? La tierra magnetiza.
Siempre serás. Vendrás. Y volverás. Existes.
Y te veré pasar dentro del pecho. Mira.
Otras noches vendrán, otras serán las horas.
Y yo estaré de pie, atolondrado, nuevo.
A ti, pastor herido, pastor salvado, llega
la meseta, el descanso, llega el amor soñado.
Al albor del romero, a los pies de las lilas,
habrá un dormido párpado en la estación tranquila.
Algo flota sagrado. Como un incienso arde.
Algo fluye, se arranca; desencontrado, miro.
Haya paz en mi ánimo, sométome a las cosas,
al misterio, a la ciega relación omnisciente.
No se puede borrar con dos trazos el mundo,
ni se puede arrancar esa esencia que ha sido.
Lloverán los recuerdos. Con palabras y risas,
devolverán el mundo a quien lo había perdido.
ALIENTO ÚLTIMO
El
cielo ha perdido todo el lujo
imaginario
-nubes
blancas borradas,
sol
radiante
sin
luz,
tinte
claro en oscuro-,
cuadrado
panorama
cojeante
de cúpulas,
fantasía
de lumbre,
de
triángulo y toisón.
El
vacío se adueña
de
ausentes edificios,
Decrecen
a sus anchas
las
notas del tambor.
En
pleno centro confluyen
las
orillas.
Frío
y calor.
El
derredor no existe
a
la mirada;
la
mirada no existe
al
derredor.
Ahora
nada dice
este
poema;
no
estás tú –da lo mismo-
ni
estoy yo.
Ima
no existe ahora, tal vez
no
existió nunca;
su
doble corazón
nunca
existió.
Ima,
mira ahora
partido
el mediodía:
consumido,
todo
consumido;
consumado,
todo
consumado:
en
un vuelco de pétalos
ardientes,
convertido
el arriba
en
el abajo.
EFIGIE AMADA EN T
Escalinatas térreas
en tu monte
(eres Venus)
me transportan
a un suelo
de humedad
embriagante.
Oración.
Devoción.
Fuerza
de piedra-imán.
Llama al trasluz.
Pradera intransitoria.
Sublimación y escudo.
Se agitará la mano,
mas no borra
su accionar
el polvo
de los sueños.
Al apretón del agua,
sierpe, cíngulo,
cristal
o nueva luz,
yo,
solo,
solo,
solo,
solo con mi navío.
INVASIÓN A OSCURAS
El tiempo,
esa invasión a oscuras...
La mancha silenciosa
se adhiere a la pared,
imprímele fundante
notación.
Instante inenarrable,
manchón,
experiencia
vivida,
hacia ti voy...
¿me cubro
o me descubro?
Del bermellón a ti
avanzan los colores;
del resplandor a ti
no cabe otra luz blanca...
¿No es demasiado olvido
para un mismo cetro
o demasiada herrumbre
para una misma espada?
ENTIDADES VIVIENTES
Si el tiempo fuera tiempo
y el cielo fuera cielo,
si todas las estrellas anidan, son; y son
entidades vivientes (musitan o titilan)
en el marco visible que fija nuestro lecho,
daría los confines, lo haría, y abriría
las puertas del espacio inespacial abierto.
¿De que nos servirían
las presencias
labradas?
Abollarían el cuenco de las horas,
darían pie a un redondo cuadarado de abstracción,
a una ceniza gris, a una llovizna fina…
Si el tiempo fuera tiempo y el cielo fuera cielo...
no olvidaría nunca, nunca más la emoción.
ILUSIÓN DE
ATITAR
( Poema imaginario para la Ratita
argentina,
como respuesta…)
Sería
fronda tibia si tú me llamas, ¡llámame!
Junco
y fósforo sería en mi pasión, ¡enciéndeme!
Alegría
de ciudad refundada yo soy
para
calmar tu sed, para apagar tus ansias...
La
muralla y el llanto se romperán, amiga.
Mi
suavidad de plumas revestirá tus alas,
y
como si fuera un alto santuario, en mí vívete:
haré
que se te escuche la voz de tus plegarias.
¿El
gran vacío de amor sabré llenar?
Entiende:
detrás
de estas palabras hay otras que te llaman,
palabras
de ardentísimo escorpión (raro espécimen:
cuando
no es fuego puro, como un canario canta.)
Mas
detengo mi canto... A ti -¿tarde?- te admiro…
A
ti -¿tarde?- te pienso... A ti -tar....-
¡yo te amo!
EFLUVIOS
1
A gritos
a murmullos
a días
a nocturna ebriedad
a blanca esencia
a pinceles rotos
a jardín
a metáfora rodante
transparentes
fuentes del soñador
así se despeñó
del alto muro
y así rodó
inquieto
furibundo
solo
con otra igual
en el tiempo en sí mismo confundido
a dos tiempos y en ambos suspendido
en soledad
y en comunión.
2
De más, buscar
entre caracolas y pozos;
de más, llevar
la vestimenta o el ramo:
el alero del tiempo
va en las noches
zumbando
entre franjas
y círculos,
y destruye
al pasar
los areópagos...
(la brillantez del fuego
en la fragua del juego
nos hermana)
¿Era un dorado pez?
¿Era una ciencia?
Paréntesis,
¿te abres
o te cierras?
3
Y al final, solo, quedo
nadando entre poemas...
Ausencia de los ritos
contemplados.
Erosión
del ente suspendido.
El silencio, la vereda,
todo arde.
La ilusión, el amor,
ya todo rueda.
Principio de un saber
atadas nuestras vidas:
la fe y la añoranza
saliéndonos del pecho.
¿Podrá volver?
La esencia nos anima.
No se ha quebrado en dos el pedazo de bronce...
«No se ha quebrado, no», dice Jano. ¡Dos caras
en el amor,
dos rostros apacibles latiendo y elevados!
4
Lazos apetecidos,
brazos,
cuerdas, cantos,
redonda la boca en el decir.
Ardiente deseo.
Rayo, flama.
Puedo verte. A ti ya
nada acaba.
Cae una nube azul
en tu garganta dormida,
cae tu risa gris
y caes de los áticos.
Puedo verte. A ti ya
nada pierde.
Y sin embargo, engañas tu soledad.
Como si no fuera urgente reír acompañados.
Como si no fuera el polvo
medida decisoria.
Una, Ima,
haremos nuestra historia...
¡Que sea canto glorioso, pues vida merecemos!
5
La vida quiere las gracias.
Las Tres Gracias:
el hábito del pez,
el toque del tomillo,
la cruz del ajedrez....
¡Nos llenamos de historias y de fábulas!
¡Fábulas para recordar a fin de vida!
¡Vida para vivir, muy ahorrada!
¡Ah! ¿No te acuerdas, que a tientas fueron....? ¡Lentas
evocaciones!
¡Ah!, ¿no te acuerdas que fueron más estrellas
las que viera
brillando
a ciencia cierta?
Que no termine, no, la plática cerrada:
azar de flor, alta catarata de humanidad y ríos nuevos,
floraciones, aljófares y néctares
que si probamos
alzaron nuestras almas....
6
¿Quién no dudó una vez
del quehacer emblemático?
Sediento así, no supe
si era verdad la vida.
Hacer febricitante,
devoción cerril,
la más cara máscara,
esplendor divino.
Veía, en ronda abierta,
mil urbes escondidas,
cielos de arena
cayendo entre manzanas
desparramadas.
Llamadme...
En fin, ¿seré testigo,
portón,
torre barroca y ciega...?
Me ofrecieron la noche y el poema;
y yo temblé de amor sacralizando las noches...
Mas volverán, serán
el encontrado abrazo.
Se espumarán. Vendrán
sobre la noche hueca...
7
Era la noche.
Vestía sus típicas raíces.
Había intentado
hacerme sombra.
(Nombra,
rostro de la oquedad)
La noche misma
trajo arena,
soles, torbellinos,
querer ser volver y amanecer
y no torva inquietud,
sopor de mares
y enteros días
de vivir entre solos.
Errantes pasos
se buscan y se esperan,
tiemblan la misma actitud
sin enfados
y sin rebeldías...
Era simple: fundirnos
mágicamente en el acto,
atrapada la dulce
ensoñación en su vuelo.
Se nos dijo:
«Amaos los unos a los otros»
al darnos la más alta figuración de los símbolos...
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Leopoldo Minaya
Estadounidense nacido en el nordeste de la isla de Santo
Domingo (noviembre 15, 1963), isla donde estudió leyes y se recibió de doctor
en derecho, por lo que posee una triple nacionalidad (universal, primeramente). Cursó
además una maestría en Educación Urbana en el estado de New York.
Otras obras escritas y publicadas:
En el género infantil-juvenil:
La canción de Angelina, Historia
de la doncella que fue a la guerra, Cuento de los dos quijotes, Historia del
niño René Rosales y de la flauta encantada, El tiempo niño o El libro de
Alexander, Romance del pastorcillo, El conde niño.
También Charada al pie de la luna, obra de teatro para niños.
En el género Poesía: Oscilación de péndulo, (1977-1981); Preeminencia
del tiempo, (1983-1989); Preeminencia del tiempo y otros poemas,
1998; La hora llena (2007); Poemas imaginarios (2007), Los
cantos sagrados y otros poemas (2019).
Con El libro de la hormiga y Fabulilla
de la isla de Santo Domingo o del halcón gerifalte y la zorra mañosa, el primero en prosa, el segundo en verso, incursiona
en el difícil manejo de personajes que propenden a la crítica social y de la
conducta humana (2020).
Tiene ensayos y comentarios críticos sobre temas literarios
dispersos en periódicos y revistas nacionales e internacionales, y en la red
internet.
Blog oficial:
poemasdeleopoldominayablogspot.com
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