miércoles, 19 de agosto de 2020

PREEMINENCIA DEL TIEMPO y otros poemas *

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  Nota: Pulsando el enlace arriba indicado podrá leer completamente Preeminencia del tiempo y otros poemas, de Leopoldo Minaya, en forma de libro digital cuyas páginas ruedan a la derecha y a la izquierda como en el libro físico. En ordenadores de escritorio y otros artefactos de pantalla agrandada resulta más cómoda su lectura, según mi propia experiencia. Puede leerse igualmente en teléfono portátil, aunque no tan cómodamente. Si desea leer una selección en este blog, continúe abajo, luego de la portada:












SELECCIÓN




PERSISTENCIA DE LA LLUVIA

Llueve. Llueve. Lo gris. La transparencia.
Las casas amorradas. Los cristales
empañados. El frío en los metales.
El recuerdo del vicio y la apetencia. 
Llueve. Llueve. Golpea con insistencia
la gota en el tejado. Son rivales
acérrimos. Son manos y atabales
disputándose cetro y preeminencia. 
Otro ruido no llega. Otro sonido
diferente del sordo de la lluvia
no se acerca ni cuelga del oído. 
Solo la lluvia hurgando la vivencia...
Y un rum-rum interior. Solo la lluvia
horadando mi techo y mi conciencia.







ARTE POÉTICA

Otro intento, otro más, ya concluido
el primero. Después surge la idea
al intento tercero. Cuando crea
se abstrae y abstrae sus sentidos.

Modelando el poema, se mantiene
arrimado a los bordes del infierno;
él lucha por hacerlo sempiterno
sin saber contra qué ni contra quiénes.

La metáfora fulge como un haz
de energía viviente, tempestad
que penetra en su ser y lo electriza…

De lo dicho y oído se desprende:
Quien escribe estos versos no comprende
que es polvo, que es humo, que es ceniza.








¿QUIÉNES ANDAN EL FRÍO DE NEW YORK?

El aullido se adentra y fosforece
punza la oscuridad (se vuelve el rostro)
el aullido luminoso y estridente
el aullido

Rompe el cerco la posición del pie
anda las tuberías bruff resuena y cae
el trozo el filamento retorcido
invadido de luz y llamarada

Penetra el aullido —punta de la raíz—
papeles legajos manuscritos todo
consumiéndose quemándose hasta esas formas

que cuelgan en mi cuarto
El aullido fulmina en los pavores resplandece
y se extingue en la boca de los gangsters




ACTO DE CONTRICIÓN

Soy un hombre maldito. Yo debía
orientarme en sentido de tu huella,
Señor, seguirla fiel, errar con ella
y tras ella después plantar la mía.

¡Tanto pequé! Reí, mientras se abría
una llaga en tu pecho, mientras sella-
bamos la profecía de la estrella
que del cielo bajó hasta la agonía.

Otros siguieron firmes tus senderos,
los últimos se hicieron los primeros,
repartiendo el perdón y tus ayudas…

Dame tu redención, tu voz, amigo:
no soporto este peso, este castigo
de mis treinta monedas, como Judas.




SONETO DE MI ROSTRO

Este rostro alargado, con un dejo
de augusta ensoñación y diligente
tristeza, cicatriz fija en la frente
(así lo empiezo a ver sobre el espejo);

este rostro lampiño que bosquejo
y me hace aparentar un reverente
sacerdote, y se exhibe ante la gente
desnudo, resistiendo a su complejo;

este rostro de labios y nariz
prominentes, con ojos como grutas,
que no es apuesto, siendo verdadero;

este rostro que toma otro cariz
—por vergüenza y temor— cuando lo escrutas,
es el que adoras tú y así lo quiero.




PREEMINENCIA DEL TIEMPO

Yo lo sé y aquí
todos lo sabemos. Quizá
otros lo han sabido y sentido
y dolido

El tiempo ha sido —en todo tiempo—
tribulación y desatino
cuchillo de desastre de caos de hecatombe
cuchillo siempre

Y entre tiempo y espacio —pregunto— ¿do la preeminencia?
¿do la supremacía y el poder y el liderato?
¿do los mandos?

Esto sé:
atenuamos los espacios con Sputniks y el tiempo
aceptámoslo como era y —péndulo— oscilamos




LA MANO DE ESPARTACO
                    Al novelista Howard Fast
Crixo, la mano diestra de Espartaco, el que tuvo
en su niñez un sueño de paz, de redención,
murió aquella mañana en que embrazó su escudo
y fuese a la batalla, radiante y tibio el sol.

Estaba muerto aún antes, antes que a Roma plugo
la intención de anidar el acero en su cuerpo,
Crixo la mano diestra de Espartaco, el que tuvo
en su niñez un sueño de paz… ya estaba muerto.

Murió cuando Espartaco lloró; cuando las huestes
de Roma se encimaron; murió cuando la sal,
el polvo del camino y la suerte de los suyos

uníanse, alejando su redención, su paz;
murió cuando ese sueño que tuvo desde niño
pasaba, como pasan las cosas… Tiempos ha.




CONTRICIÓN

A M. Germán Brito
Actúo y me reprendo, peco y viene
el arrepentimiento a la conciencia;
el juez que soy yo mismo da sentencia
que o castiga o advierte o reconviene.

Y al par, en la defensa, me declaro
inocente ante cargos autoimpuestos,
en favor de mi causa y contra éstos,
el juez que me castiga me da amparo.

Abogo. Testifico. Escucho. Digo.
Me absuelvo o me condeno, resignado.
Así pasan los tiempos, mientras ligo

dentro de mí, en mi ser, a un acusado
y una parte agraviada y un testigo
y un fiscal y un juez y un abogado.




PEQUEÑA CONSEJA QUE CUENTAN
DE LA PRINCESA DARIANA
(según Severo Branchs, un grande –por lo desconocido–
poeta ultraísta.)

La princesita vino del mundo.
                                                Anduvo presa
durante tanto tiempo en el vientre de Palacio
que estuvo al borde casi, sin tiempo, sin espacio,
de aquel espaciotiempo ignorado, de la huesa.

Y el rey, al verla enferma, con una de las criadas
mandó llamar su feo y grotesco mayordomo
y hablole con profundo pesar, le dijo: «Como
es frágil, rodeadla de cosas delicadas».

La envió con él. El ocio descanso necesita.
Se fueron. Regresaron. ¡Tris-tras! La princesita
no trajo ya más cosas que versos de Lugones

y normas de etiqueta con su aire de señora.
Afirma que conoce la esperma. Desde ahora,
ama las cosas feas, grotescas, con sus dones…








ADJETIVACIÓN

Simétrico perfecto fino afable
voluptuoso brillante delicado
sin burdas asperezas deseable
diamantino redondo u ovalado

O bien vago asimétrico e informe
y grotesco y opaco y lacerado
prematuro sin visos atractivos
primitivo cortante inadecuado

Lozano acariciable sutil suave
la color perceptible y duradera
u opaco asimétrico cortante

repugnante sin brillo comoquiera
el párpado les falta a las agujas
al aceite en el agua, a las tijeras…





FREDDY GATÓN ARCE
Dase tu cabalgata desde  el hombre hasta el Sur
y el Sur y el hombre caben en tu cabalgadura.
Hablas
y que tu voz resuena como proverbios, dase.

Se dio por puesta en foja de escribano
el hallazgo de pecios
—no a la fecha, no al nombre, como acuerda el misterio—
y el misterio escribano acordó habitar tu foja.

Dase que tú demuestras que el Todo es la Poesía
(la foja, el escribano, y el hallazgo  y el pecio),
dase que yo me atrevo a repetir lo que siempre

pensé de ti y ha tiempo otro pensó y te dijo:
«Tú heredaste la gracia de tu pueblo, el tono bíblico,
el nervio de la idea y la palabra». [1]


[1] El poeta don Lupo Hernández Rueda.






EN LA MUERTE DE ABEL

Primero fue Caín antes que Dios
ordenara, marcara, dispusiera.
Antes que Adán, algo y nada fue Caín,
antes que el hecho

y mis propios abuelos (asumieron
la Creación y esta historia de sangre que contaron
entre nietos, bisnietos
y sobrinos

boquiabiertos:
tanta en sus labios sin peso ni espesor,
tanta la hondura)

Primero fue Caín antes que todo.
Y luego Dios, la voz de Dios, lo inevitable
de la voz de Dios…




AMORES DE CLEOPATRA Y MARCO ANTONIO
(Decimoquinta versión)

Confiesan las cortinas, el muro, el enrejado,
pero la escena es obra bendita del Demonio…
De pie, como aturdido, se encuentra Marco Antonio
absorto ante Cleopatra, como lo vio Machado.

Despierta y se despoja de cetro y armadura
(no se oye nada, solo respiración se escucha)
y cuerpo a cuerpo ruedan en la flagrante lucha
de sensaciones, besos, espasmos y aventura.

Y cuando el gran soldado romano con su pierna
abre las deslumbrantes y enormes de la reina,
huyo de allí, de todo, medio turbado y atra-

vieso los matorrales, jurándole al Demonio…
¡Luzbel, quién estuviera en lugar de Marco Antonio!
¡Poder libar las piernas pensantes de Cleopatra!




DECLARACIÓN DE SEPTIMIO VARO
(escribano en la corte de Nerón)

Yo, que no tuve nada… un hombre solo,
el mineral que abona los caminos,
arrebol trastornado, sementado:
escribo.

Yo, que no tuve nada… ¡Oh alabastro!
¡Oh, equidad rompiendo! ¡Oh los destinos!
¡Oh, las manos vacías y el corazón y el ánimo!
¡Oh, abrigo!

Lo absoluto se alza. Lo imposible
se despliega.
La riqueza ya toma cuerpo y alma

y al burdo se le niegan…
Yo, que no tuve nada, hoy tengo una
piedra para orinarme cuando quiera. 




INCIERTA VEZ,  MI PADRE…
(u Homenaje a Cortázar)

Mi padre era un hombre terrible.
Hasta lo peor medró en su boca.
Me llevó a pensar
a punto y lugar donde se piensa:
En las barbas de un hombre se ocultan las arañas
y también
una intención y otra y un cúmulo 
de intenciones.
¿Esas intenciones conjugadas y dispersas,
quién diablos las agrupa y las esparce?

«No probarás la sal si está yodada»,
oí decir a alguien
mientras accedía a la mesa, riendo.
Y en la risa, y en la mirada,
están los dientes, los mismos, esos que ríen y ven
la revelación verdadera
dada por un poeta
mísero de todo, mísero de pan y sal,
en solas direcciones y en solo los reveses.

Un viejo toca el acordeón, y sonríe;
en la barriga menuda, el acordeón toca al viejo, y sonríe.
El acordeón es viejo, el viejo un acordeón.
Acordeones viejos, ríen.

Sobre las cinco menos cuarto,
como sobre un cadáver,
alguien pasa.
Ese alguien que pasa, pasa.
¿Quién era? ¿Quién fue? ¿A quién amaba?
¿Volveremos a encontrarnos algún día
frente a esta puerta?
Pasará ante mí nueva vez y me fijaré en él
y preguntaré quién era, y quién fue, y a quién amaba?

La palabra me aturde.
Un No es la tragedia, la ruda tribulación.
Es un brazo sangrante y desprendido.
(No hablaré de desprendimientos, pues pensaré
en mi padre:
anduvo siempre en cruz, con los brazos abiertos.)

Estoy confundido.
¿Era éste mi padre o era aquel
hombre terrible y duro
que inventaba su mundo y lo vivía?

La radio se rompe y enmudece la música,
en tanto
los autos pasan sin hendir la carretera…
(la hendirán dentro de algunos años, gustaría
de libar sus hendiduras),
la hendirán otros autos con la ayuda de estos autos.
Estos autos y aquellos son lo mismo:
un objeto que lleva a la locura.

Estoy loco. La locura
me asecha como el tiempo.
Inamovible, juez inexorable,
no me deja eludir las asechanzas.

Te hundes.
Entró la muerte en ti.
Entró con su guadaña. Entró con su grandor.
Mírala cómo obra y maquina y se sonríe.
Su risa es tan grande como una casa abierta.
Padre, ¿qué más diré?

Todo esto es el mundo, que es una bola y gira,
todo esto acomete los espacios, hinche el tiempo,
todo esto se dice y sucede mientras Johnny,[1]
drogado, manosea las teclas de su saxo.



[1] Johnny Carter, personaje de Julio Cortázar inspirado en el músico Charlie Parker.







ALGUIEN POR LO BAJO

Que el día completo sea una sola gota
y nubes y nubes lluevan resbalen
trueno abajo
u otro hecho cualquiera
sea de ejemplo
la fuga de un pájaro o la prisión de un pájaro
u otro diferente de ambos
alguien siempre
lo cierto es que alguien siempre
sin falta ni excepción ese alguien siempre
(mi padre o Schopenhauer) se desliza y masculla
— Si lo hubiese querido no sucede

Vierte amarillo-sol el redor de las cosas
análoga procesión de reyes y soldados

Hombres similares hombres llegaron y se fueron
y llegaron y se fueron y llegaron y se fueron
-cruz bonete casco repique de platillos-
entre nubes de polvo y acuchillados espasmos

Riscos resguardados
amplio panorama de fuentes derruidas
cascadas de aguas simultáneas
caen caen caen como si cayese un siglo

(se amontonan los hombres en las laderas bajas)

Ciudades saqueadas
-cañadas desfiladeros hoyas
galerías y túneles y templos y pirámides
entalladas montañas y picachos
en ronca caravana de borroso contorno-

Sucede el guerrero que choca con la piedra
en el campo rendido de cansancio y rocío
habitante espectral de humus y vinagre
y batallas y rondas y sombras soleadas

...eslabón en que llora el vencedor su victoria
al saberse vencido por el dichoso rendido 
premiado con la gloria cerril de la añoranza
de lo que pudo ser...  y de sus casos mejores






CÍRCULOS
A Carlos Cabrera
I
¿En qué tiempo futuro, cerca o lejos,
volveré a pisar bajo el sol estos contornos?
Es así. No dudo.
El hombre en las épocas
ha sido uno, un círculo;
además
hechos que perecieron renacen, se suscitan,
son para no ser y volver a ser nueva vez.
Se escucha el redondel.
…A los que ayer anduvieron en harapos
a espacio abierto ciñendo sus vergüenzas,
su pudor y su honor, hoy Julio César
ensalza y entrega laticlavias.


II
Polluelo más de águila levanta Cayo Mario
su vuelo inaugural. Siete cabezas
de arrojo se enroscan en la rueca.
Ex nihilo nihil fit, reza la roca.

[Voz de Júpiter:]

«Apártate de partidos, Cayo Mario.
Quiebra lanza y espada, Cayo Mario.
Aniquila ambiciones, Cayo Mario.
Aun si no existieran bandidos y traidores, 
con el tiempo rodarán los monumentos
del pueblo irredimible, Cayo Mario».























OTRA VEZ MI PADRE

Se cae, en cayéndose la noche.
Sueño y él: dos hombres que se juntan,
danse las manos, parlotean
del balance del tiempo y de las almas;
sueño y él: dos sueños que se juntan;
sueño y él no tienen despedidas
últimas, se hablan cada noche
llevándose las cuentas y contándose;
sueño y él respiran siempre el mismo
aire, la misma habitación vacía,
el uno con su único arrebato,
el otro con su única sonrisa.

En el alba despídense hasta la otra
cita obligatoria y prefijada.
El sueño vuelve al sueño, al infinito;
mi padre a su resabio, a sus carambas…

(Substancia el ser al sueño, provisor
constante del juego intermitente:
equilibrio de fuerzas, de planos, de pulsión;
ergo, alumbra el día lo que alumbra al día,
medida…
             norma…
                             regla….
                                            bitácora…
                                                              apeiron…)










1
«Si el hombre sabio
despega el labio,
el necio ha huido
con el oído.



«El hombre necio
se paga el precio
más de las veces
con muchas nueces.



«Me mira el necio
con su resabio
las pocas veces
que he sido sabio.



«Me ignora el sabio
con su desprecio
las tantas veces
que he sido necio.



«Personalmente
me justiprecio:
soy necio sabio
y sabio necio.



«¿Os decepciono?
Por esta vía
me sumo al mundo
de medianía



«en que la masa
bien se solaza
(de tal manera
no me rechaza)»,



dijo el remero
de la barcaza
en tono grave,
con desconsuelo,



mientras cruzaba
los Dardanelos
entre dos cielos,
dos, paralelos...








 
24
Se ha hecho ley
que toda culpa
la tenga el rey.

En todo hecho
reprobable
hay un tercero culpable.

Ved: se salva
quien escucha
y el que habla…

Si de otra manera
fuera
el mundo se desdijera. 






 
27
Por lo chato del mundo,
por lo vulgar,
hablan solos los sabios,
dedo pulgar. 

El discurso del necio
vale un penique
aunque lo lisonjeen,
dedo meñique. 

Necio y necio se allanan
al mismo lar,
e intercambian anillos,
dedo anular. 

Día a día se aferran
al mismo error
y se tildan de sabios,
dedo mayor. 

Yo me alejo del necio
-el sabio dice-.
¿Y por qué me señalas,
índice, índice?

—Todos somos tirantes
del mismo cuero,
ya pequeños, ya grandes…-
replica el dedo.